miércoles, 7 de octubre de 2009

A otros, no a sí mismo

“A otros salvó; sálvese a sí mismo ...”“Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo ...” (Lucas 23:35,37)

Los gobernantes de Israel le dirigieron estas palabras a Jesús, y también los soldados romanos. Eran crueles palabrasde escarnio. Ellos habían oído acerca de su pretendida condición de Salvador. Habían oído de sus prodigios y de cómo había perdonado los pecados de los hombres. Ahora querían verlo salvarse de la muerte. Sin embargo, ellos no lo habrían de ver. Si Jesús se hubiese salvado de la muerte, no habría salvado a nadie. Salvar a otros y salvarse a sí mismo eran dos cosas irreconciliables, incompatibles. Y Jesús no vino para vivir, sino para morir. Si no hubiese muerto, el grano de trigo habría quedado solo, y la voluntad de Dios era que su vida se replicara en muchos más. El grano de trigo tenía que morir. Era la condición indispensable para la multiplicación.Lo que en boca de los gobernantes era un frase venenosa, era también el atisbo de una gloriosa verdad. “A otros salvó”– dijeron, con verdad. Pero no dijeron bien lo segundo. Muchas veces Satanás y los hombres instigaron a Jesús para que hiciera cosas en beneficio propio. Muchas veces también lo hace con los seguidores de Jesús. Basta que digan una sílaba, y todo se vuelca a favor de ellos, la cruz se evade, la muchedumbre aplaude, la vida se salva.Pero Cristo no hizo así. Salvarse a sí mismo equivalía a desdecir todo su mensaje, a olvidar al hombre en su caída, a ponerse bajo la voluntad del diablo y del mundo. Salvarse a sí mismo hubiera sido aún desgracia mayor aún que la caída de Adán. Pero Jesús no hizo nada por salvarse de la muerte. Y por su muerte, hay muchos salvos hoy, y los habrá también mañana.

Citas escogidas

No se puede ser un holgazán en el trabajo y un buen cristiano al mismo tiempo.
R.Kent Hughes

Dios está esperando para llenar nuestras vidas de increí-ble plenitud, si solamente admitimos nuestra bancarrota.
Ian Thomas

No renuncies a correr con los que van a la cabeza en la carrera.
Juan Bunyan

Cuando no soy capaz de orar, siempre canto.
Martín Lutero

Dios ha escogido a veces lo necio del mundo, pero nunca lo bribón del mundo.
Matthew Henry

A la justicia propia no le espera otra cosa que la ira; mas al“yo” juzgado, sólo la gracia.
C.H.M.

Dios enfrenta más dificultades en lidiar con personas que conocen la bondad y la admiran, pero cuya bondad es transitoria y se evapora, que con un hombre que corrientemente llamaríamos un perdido.
G.Campbell Morgan

Un tizón arrebatado del incendio

Cerca de la medianoche del 9 de febrero de 1709 se declaró un incendio en la casa de los Wesley. Su padre y su madre, con ayuda de unacriada, lograron sacar a los niños por las ventanas hacia el jardín. Al pasar revista, cayeron en cuenta que faltaba un niño de los ocho. ¡Juan!Juan permanecía dormido en medio de la angustia general, porque nadie había pensado en él. El padre trató varias veces de penetrar denuev o en la casa, pero tuvo que desistir en presencia del voraz elemento. Arrodillándose entonces, encomendó a Dios el alma de supequeñuelo. Éste, mientras tanto, despertó y corrió a la ventana, donde no tardaron en percibirle. Como no había tiempo para buscar unaescalera, un hombre se subió sobre los hombros de otro, y sacó al niño momentos antes de que el techo se desplomara con estruendo.Juan Wesley no olvidó nunca esta salvación providencial. Años después, al pie de uno de sus retratos, hizo grabar una casa presa de lasllamas, con esta inscripción: «¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?»

Mateo Lelièvre, en Juan Wesley , su vida y obra

“Sed perfectos”

En el sur de China había un hermano que tenía un arrozal en la ladera de un cerro. En tiempo de sequía solía hacer uso de una rueda,
operada mediante un pedal, que alzaba el agua del canal de irrigación hasta su plantío.
Su vecino tenía dos lotes abajo del suyo, y una noche abrió un boquete en la muralla del retén y escurrió toda el agua del arrozal de
nuestro hermano. Volvió a llenar de agua su plantación, y el vecino volvió a hacerle la misma jugada; y así varias veces.
Al fin, el hermano consultó con los demás creyentes, diciendo:
— He procurado tener paciencia y no retribuir mal por mal, pero, ¿será justo esto?
Luego de haberlo llevado en oración, uno de ellos le dijo:
— Si sólo pensamos en lo que es justo, pobres creyentes somos. Tenemos que hacer algo más de lo que es justo.
Quedó muy impresionado el hermano. A la mañana siguiente bombeó con su pedal agua para el arrozal de su vecino, y por la tarde
para el suyo. Después de esto el agua quedó en su campo.
El vecino fue impresionado de tal forma que buscó saber la razón y muy pronto él también se había convertido.
Tomado de T.S. Nee: Sentaos, andad, estad firmes